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Noticias de los Amigos de la Capa de Madrid

La tuna madrileña

Introducción

Por las calles de Madrid
Bajo la luz de la luna
De Cascorro a Chamberí
Pasa rondando la Tuna
Su alegría y buen humor
Son en la noche abrileña
Como un requiebro de amor
A la mujer madrileña

Asómate, asómate al balcón carita de azucena
Y así verás que pongo en mi canción
Suspiros de verbena
Adórnate ciñendote un mantón de la china, la china
Asómate, asómte al balcón a ver la estudiantina

Clavelitos rebonitos del jardín de mi Madrid
Madrileña no nos plantes
Porque somos estudiantes
Y cantamos para tí

Asómate, asómate al balcón carita de azucena
Y así verás que pongo en mi canción
Suspiros de verbena
Adórnate ciñendote un mantón de la china, la china
Asómate, asómte al balcón a ver la estudiantina...

 

 

La vestimenta del tuno es, probablemente, uno de los elementos más representativos y tradicionales de la institución tunesca. Con su característico color negro, y su llamativo aspecto, ha permanecido prácticamente invariante a través de los siglos, siendo similar al vestuario utilizado por los antiguos estudiantes de las primeras universidades españolas.

 

El pájaro, grillo o cuervo, que con todos estos nombres se le conoce en la actualidad, se compone de jubón, beca, camisa, calzas, bombachos o gregüescos sobre éstas, y zapatos o botas.

 

El jubón es una chaqueta ceñida al busto que se viste sobre una camisa blanca cuyos puños y cuello son de gran tamaño, frecuentemente acabados en puntillas. El jubón se cita documentalmente por vez primera en la Península Ibérica en 1377, y en el siglo XVI se generalizó su uso como prenda ligera.

 

Como pantalones se utilizan bombachos o gregüescos. Los pantalones bombachos son cortos y anchos, y ceñidos por la parte inferior. Los gregüescos o cervantinos son calzones muy anchos usados sobre todo en los siglos XVI y XVII.

 

Las calzas son prendas que cubren el pié y la pierna hasta la cintura, usándose solas o bajo los gregüescos. Con los pantalones bombachos se utilizan medias calzas, o simplemente medias, que cubren sólo hasta media pierna.

 

La beca es la banda de color que se coloca sobre el pecho y los hombros, por encima del jubón. Antiguamente indicaba que su portador estaba becado por su universidad, y como becario disponía de una ayuda que le hacía menos costosa su estancia en la misma. Los colores de la beca y el escudo que en ella figura bordado identifican la Universidad y la Escuela o Facultad a la que pertenece el tuno. La beca es entregada al tuno por sus compañeros cuando éstos consideran que ha alcanzado el grado suficiente de veteranía, y puede así representar correctamente a su Tuna y, por lo tanto, a su Universidad.

 

Otra prenda importante en la indumentaria del tuno es la capa, prenda de vestir larga y suelta, sin mangas, abierta por delante, que se lleva sobre los vestidos. La capa, además de fiel protectora del tuno en sus noches de frío, representa dos de las condiciones fundamentales del tuno: la de viajero infatigable y la de galán por muchas mujeres amado. Sobre la capa el tuno exhibe los escudos de las ciudades y países que ha recorrido en sus correrías. Muestra así mismo cintas multicolores bordadas con dedicatorias cariñosas por mujeres que demuestran así al tuno su afecto o su amor. Provengan de una novia, de una madre, o de una amiga, como reza la canción, "cada cinta que adorna su capa guarda un trocito de corazón".  n el año 1.212, bajo el reinado de Alfonso VIII, se fundó en Palencia el primer "Studium generale", precedente de lo que más tarde serían las Universidades. A estos Estudios Generales y a los que sucesivamente se crearon, acudían jóvenes de toda condición entre los que surgieron los SOPISTAS, predecesores de los actuales tunos.

 


 

Los sopistas eran estudiantes pobres que con sus músicas, simpatía y picardías recorrían figones, conventos, calles y plazas a cambio de un plato de sopa (cosa que les otorgó el nombre) y de unas monedas que les ayudaban a costear sus estudios. Cuando anochecía y una vez sonaba la campana de queda o recogida, salían a rondar los balcones para enamorar a las féminas que pretendían. Recibían el nombre de sopistas porque de ellos se decía que vivían de la sopa boba; siempre iban provistos de cuchara y tenedor de madera, lo que les permitía comer en cualquier lugar donde se les presentaba la ocasión. Estos cubiertos de madera eran distintivo de los sopistas, siendo en la actualidad símbolo de todas las Tunas Universitarias.

 

Era esta la versión española de un fenómeno generalizado en toda Europa durante la Edad Media y que se conoció con el nombre de Goliardos, los cuales representaban la bohemia universitaria viviendo como juglares y trovadores.

 

La primera referencia escrita a los sopistas data del año 1.300 y apareció en el "Liber constitutionem" de la Universidad de Lérida, donde se prohibía las rondas nocturnas de los escolares y se condenaba a los rondadores a la pérdida de los instrumentos, pues rompían el silencio y descanso de la ciudad.

 

En 1.348, Alfonso X "El Sabio", se refiere a los sopistas en "Las Partidas", diciendo: "Esos escholares que troban y tañen instrumentos para haber mantenencia"

De la misma época es la obra "Razón de amor y denuestos del agua y el vino", cuyo autor se retrata en la introducción: "Un escolar la rimó, que siempre dueñas amó". Y en ella se alude a las cintas de amor que prenden sobre la capa del escolar, por una de las cuales una dama reconoce al protagonista en la oscuridad de la noche.

 

El Arcipreste de Hita compuso más de diez pliegos de cantares para "escolares que andan nocherniegos e para muchos otros por puertas andariegos", y en su "Libro del buen amor" hace referencia al carácter mendicante de estos estudiantes: "Señor dat a escolar que vos viene a demandar. Dat limosna o ración faré por vos oración".

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