Ávila rinde homenaje a la capa española
Por tercera vez acoge la capital abulense este encuentro en el que, durante este fin de semana, están participando capistas llegados de 27 de los 50 pueblos y ciudades que cuentan en España con una asociación de amigos de la capa.
Hasta la ciudad se han desplazado, en este caso, capistas de Madrid, Valladolid, Salamanca, Córdoba, Sevilla, Granada, Barcelona, Zamora, Segovia, Palencia, Sevilla, Soria o Zaragoza, entre otras provincias, con el objetivo de rendir homenaje a una prenda de vestir que, desde el siglo XV y teniendo a san Martín de Tours como patrón –su fiesta se celebra el 11 de noviembre, razón por la que el encuentro tiene lugar en torno a esta fecha-, fue perdiendo su uso como prenda de abrigo y de reflejo del poder económico de su portador.
Sobriedad castellana
Aunque Valladolid y Salamanca son las provincias que suman un mayor número de capistas es la provincia salmantina la que guarda una mayor tradición, al menos, cuando se habla de tejidos para confeccionar una capa, pues “el paño de Béjar (Salamanca) es el que da autenticidad a la capa castellana”, haciéndola, además, innífuga, según explica Fernando Guillaume.
Negra, con un largo que llega a mitad de pierna –entre la rodilla y el tobillo-, un broche o cierre la mayoría de las veces personalizado, aunque con predominio del botón charro –de nuevo, de origen salmantino- y una esclavina sin adornos. Son las características de la tradicional capa castellana, la más sobria de todas, aunque, según detalla Luis Muñoz, natural de Ávila, pero residente en Barcelona, y que comenzó a llevar capa a los 60 años, cuando le regalaron una porque “siempre” había querido llevar una capa como su abuelo.
Las diferencias existen, en este caso, en función del lugar de donde proceda la capa, de manera que, en Andalucía, por ser una tierra más cálida, esta prenda “es más corta y de un paño más fino”. También se caracteriza la capa andaluza por llevar más adornos, bien sea en los broches –plateados o dorados-, en los bordados o en la pasamanería, que les otorga un aire menos sobrio.
Si el color predominante es el negro, en algunas provincias castellanas, como Soria, Segovia o Zamora, también en su época hubo tradición de llevar capas pardas e, incluso, blancas y, en algunos casos también con capucha, según Juan Ramón Maza, uno de los impulsores de la asociación de amigos de la capa de Soria, colectivo que está naciendo ahora.
En esta provincia son también típicas las capas blancas de Villaciervos, especialmente, entre los pastores, que portaban capas más largas y de un paño más fuerte, para proporcionar más abrigo a quien las llevaba.
Los defensores de esta prenda no bajan en número y en algunos enclaves, como afirma el salmantino Sebastián Sánchez, la capa ha logrado convertirse en un objeto en torno al cual se congregan cientos de personas. Un ejemplo es este fin de semana, con el encuentro nacional de capistas, mientras que otro se celebra, cada año, entre el 15 y el 23 de abril, en la localidad salmantina de Santiago de la Puebla (Salamanca), donde ya es tradición que se celebre un encuentro regional al que también acuden capistas de otros puntos de España.
La de Santiago de la Puebla es, por ello, una de las asociaciones más numerosas de Castilla y León, con 70 miembros, a pesar de ser un municipio de 400 habitantes. También es numerosa la asociación de Ávila, con 90 miembros y cuya presidenta desde hace 14 años, Esperanza Blázquez, ha querido destacar la “actualidad” de esta prenda de entre dos y tres kilos de peso que “no pasa de moda”.
avila se ha 'arropado' hoy con la típica capa española durante el XIII Encuentro Nacional de Amigos de esta prenda, que ha congregado a más de medio millar de participantes junto al lienzo este de la muralla, en una fría mañana de noviembre, en la que este manto ha resultado muy necesario.
Defensores de esta prenda pertenecientes a 27 de las 50 asociaciones que existen en España, han coincidido este fin de semana en la capital abulense para poner en valor la capa, dentro de los actos conmemorativos de su patrón, San Martín de Tours.
Capistas llegados desde variados puntos del país se han ido congregando desde primera hora de la mañana junto a la estatua de Santa Teresa, situada junto a la muralla en la plaza que lleva el nombre de la patrona de la ciudad, donde han podido combatir el frío con orujo y pastas mientras llegaban todos los participantes.
Entre el sonido el sonido de los dulzaineros, mujeres y hombres han mostrado sus capas, mayoritariamente negras, aunque con diferencias entre sí en función de la procedencia de quienes la portaban.
Así, las había con más sobrias entre los castellanos y más o menos cortas, mientras que los adornos eran más llamativos entre quienes han llegado desde Andalucía, que entre los procedentes de la zona centro del país.
Entre los participantes figura Fernando Guillaume, llegado desde Córdoba, quien ha elogiado las cualidades de esta prenda que "no es nueva", ya que de ella hablaban ya Cervantes Lope de Vega o Quevedo, según ha recordado.
Aunque ha reconocido que en su tierra, de clima más templado, la puede utilizar "cuatro días al año", Guillaume ha señalado que "en el centro" resultaba una prenda "imprescindible", realizada con paño de Béjar (Salamanca).
Al describirla, ha comentado cómo la capa española se compone de capa, esclavina -el pequeño manto que se superpone por los hombros- y el broche que cada portador quiera poner para darla su propio toque personal, junto a otros adornos.
Por su parte, Luis Muñoz, un abulense afincado en Cataluña, se ha referido a la necesidad de "defender" una prenda "muy castellana", que en su caso porta desde que a los 60 años sus hermanos le regalaron una, después de mostrar desde pequeño la "admiración" que sentía por su abuelo y por cómo la llevaba.
"Además de sobria, abriga mucho y es una prenda muy elegante", ha añadido, al igual que el soriano Juan Ramón Maza, uno de los impulsores de la Asociación Amigos de la capa de aquella provincia, a punto de ponerse en marcha y que este año ha acudido por primera vez a este encuentro nacional que se celebra por tercera vez en Ávila.
Sebastián Sánchez, de Santiago de la Puebla (Salamanca) ha subrayado el hecho de que en su pueblo, de unos 400 habitantes, exista una asociación con 70 socios, que todos los años celebra entre el 15 y el 23 de abril una fiesta local a la que acuden defensores de la capa procedentes mayoritariamente de la región.
La segoviana Cristina Vega, autora del libro "Vestimenta popular segoviana. Un recorrido por la tradición", ha repasado el origen de esta prenda de la que ha recordado que antiguamente reflejaba más prestigio entre quienes la portaban en función de su longitud.
A más corta, mayor rango social, y cuanto más larga era, todo lo contrario, tal y como ha explicado Vega, que se ha referido a la capa como una prenda asociada a lo "solemne" y que difiere ligeramente en función de su procedencia.
El XIII Encuentro Nacional culminará en Ávila con una misa y una comida de hermandad.
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